Descubrimiento
Geografia de un recorrido:
Subiendo al Sur
En el centro de gravedad del valle, el régimen endorreico del río La Ligua emplaza el caudal de áridos que se explotan artesanal e industrialmente. La planta de áridos es una colonia fantasma, casi sideral, de trajín constante y rechinante polvo en suspensión, que se relaciona por extrapolación con el arenero, de escarbar solitario y desconocidamente sencillo. Es el punto cero de un caminar no presupuestado y que en la contralogica del agua, parte desde lo mas bajo hacia lo más alto.
Continuando hacia el Sur se descubre la plaza. La plaza de La Ligua es un peldaño gigante, o al menos eso parece desde la altura de la glorieta, la que en su calidad de plataforma, hace eco con el peldaño superior en el que se distingue el municipio. El centro cívico y comercial que rodea la plaza, es un macizo de hormigón armado, arquitectura moderna -o efecto traumático del terremoto que devasto la ciudad en la década del 60- y que escenifica su principal espacio público. La plaza funciona como gran ruedo ordenador, distribuye los viajes y encuentros de la ciudad, con ella misma y con el resto los poblados.
La consecuencia geográfica de la ligua en el caminante, es su propio descubrimiento, en un sentido no más riguroso que el de descolgarse -cuesta arriba o cuesta abajo- de su tectónica territorial, con la precisa coincidencia de que a fuerza de caminar-recorriendo, de subidas y de bajadas, se habita en un corte escarbado transversalmente en el Chile continental: Depresión intermedia y cordilleras incluidas, refieren a un fragmento de corteza terrestre en el pequeño valle de la Ligua, cuyo trópico y línea de sección, recae en la calle que remonta desde Valle Hermoso hasta el propio cementerio, donde yace -finalmente- Jorge Teillier, con toda su carga ferroviaria ataviada, en un memorial oculto entre dos durmientes y que a modo de bancas de anden, recuerdan la trocha perdida de la memoria, el recorrido ultimo de una sección arquitectónica, habitada y convivida, que nos habla anacrónicamente de más al Norte o de más al Sur, (porque el mar está cerca al igual que la cordillera), de entierros y oficios mineros, agrícolas y comerciantes y la historia aparece barrida en el sentido seccional del costillar geográfico chileno, en medio de esa estación sumergida, en la que descansa el poeta.